El libro que tenía corazón • (II)
Edgar Gómez
Sin embargo, era el momento de sentar los sentimientos frente a frente, el miedo, el deseo, la desesperación de estar tan cerca de algo y no poderlo tocar, no poderlo acariciar; ese odio a la maldita burguesía que hace de los hombres seres iguales en situaciones tan diversas.
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